Hola, soy Cathy Núñez, esteticista facial y fundadora de CKATH Estudio.
Cada día, muchas clientas me preguntan cómo mejorar su rutina de limpieza facial, y lo cierto es que los pequeños detalles marcan la diferencia. Hay errores que casi todas cometemos sin darnos cuenta y que pueden estar afectando la salud de nuestra piel.
Si notas que, a pesar de limpiar tu rostro a diario, tu piel sigue apagada, reseca o con imperfecciones, revisa si estás cometiendo alguno de estos tres errores y descubre cómo corregirlos.
Usar agua demasiado caliente o demasiado fría
La temperatura del agua es clave para no alterar la barrera protectora de la piel.
❌ ¿Qué pasa si usas agua caliente?
- Puede resecar la piel y eliminar los aceites naturales que la protegen.
- Aumenta la sensibilidad y causa rojeces.
❌ ¿Y el agua fría?
- No es lo suficientemente efectiva para eliminar impurezas y restos de productos.
- Puede cerrar los poros antes de una limpieza profunda.
💡 Solución:
✔️ Usa agua tibia: es lo suficientemente suave para limpiar bien sin irritar ni afectar el equilibrio de la piel.

No enjuagar bien el limpiador facial
Dejar residuos de limpiador en la piel puede causar irritación y sequedad.
❌ ¿Por qué es un problema?
- Restos de limpiador pueden dejar una sensación pegajosa en la piel.
- Si no se enjuaga bien, puede causar irritación o sequedad.
- Puede interferir con la absorción de los productos que aplicas después.
💡 Solución:
✔️ Enjuaga el rostro con agua tibia durante al menos 30 segundos.
✔️ Si usas un limpiador en crema o leche, retíralo con una toalla de microfibra suave.
✔️ Si usas espuma o gel, asegúrate de que no queden rastros al tacto.
